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El ex cara pintada, ex diputado nacional, ex intendente de San Miguel, ex secretario de Seguridad bonaerense (durante el gobierno de Carlos Ruckauf), cargo este último que abortó a los seis meses por incontinencia verbal, pero sobre todo recordado por haberse insubordinado militarmente en dos oportunidades en período constitucional, y ambas veces hizo lo mejor que sabe hacer… rendirse, tal como se lo recordó el entonces intendente de Merlo, el vasco Raúl Othacehé, en una polémica pública que ambos mantuvieron; volvió a la carga con un llamado a las fuerzas armadas y de seguridad en un tono lindante con el llamado a un golpe.
Alejado de la actividad política, si es que alguna vez la tuvo, solo sabemos que ocupó cargos de la mano de Eduardo Duhalde, siendo el primer favor duhaldista el de intendente de San Miguel, cuando el gobernador anuló las elecciones internas del Partido Justicialista, y le entregó anti democráticamente la candidatura a Rico, y la chapa del PJ.
Diez años el riquismo mantuvo control sobre el abundante presupuesto municipal, nunca trabajó el ex carapintada, sino que fue su aliado, el Dr. Oscar Zilocchi quien gestionó siempre. Fuera del poder territorial, donde para mantenerse “se convirtió” en kirchnerista, Rico cayó bajo el poder manipulatorio de Joaquín de la Torre, lo que lo habría obligado a salir a revolver el avispero, a lanzar proclamas de tinte subversivo, aunque hoy solo sea un anciano lisiado, y si fracasó siendo joven, hoy no tiene con qué.
Mientras desde la derecha macrista y afin neoliberal, se presentan pedidos de juicio político al presidente constitucional, se persigue mediática y judicialmente a las organizaciones sociales, y se demoniza a dirigentes del campo nacional y popular, las declaraciones de Rico son solo otro ingrediente al menú que busca entorpecer la gobernabilidad, que busca interrumpir el proceso democrático, que cree que la democracia solo es válida cuando ellos gobiernan.
El plantear un llamado previó al combate, para restablecer las comunicaciones, el querer altisonantemente compararse a San Martín repitiendo una frase de nuestro héroe máximo, que jamás desenvainó su sable por reyertas internas, lo ubican como un golpista en germen.
Hay que recordar que su primear alzamiento, en el gobierno de Raúl Alfonsín, fue para cubrir a sus camaradas acusados de delitos de lesa humanidad, como el Nabo Barreiro que se había fugado de un cuartel de Córdoba, cuando la justicia lo fue a buscar. Delitos de lesa humanidad que incluyen torturas, violaciones, asesinatos desapareciendo los cuerpos, arrojar gente viva desde aviones al mar, robar bebes luego de matar a sus madres pos parto, y otras lindezas por el estilo.
Por eso y muchas cosas más, el repudio a sus dichos fue generalizado. Desde el propio San Miguel fue desde donde más se lo señaló como golpista, aunque el oficialismo de Cambiemos, el senador Joaquín de la Torre y el intendente Jaime Méndez, callaron la boca, algunos los sindican como instigadores del desborde verbal de Rico.
El tema ya está judicializado, esperamos que alguna vez la justicia haga que paguen por sus agresiones verbales los voceros de la discordia, y de paso podrían investigar de dónde salió la fortuna de Rico y su familia directa, cuando lo fueron del Ejército no tenía medios de vida ni donde vivir.
PEDRO BIRRO – Periodista regional
