San Miguel es un territorio gestionado hace 15 años por Joaquín de la Torre, como Frente para la Victoria, luego Frente Renovador y desde 2015 Cambiemos y ahora, en versión intendente, por Jaime Méndez, aunque siempre bajo la batuta política del senador bellavistense opusdeísta.
Con la billetera municipal y una inefable habilidad electoral, usando todos los mecanismos, aún los de la violencia, De la Torre mantiene férreamente el control político del distrito. Es más, parecería ser el único que juega a la política. Dejando la subalterna rosca para sus incautos opositores.
LIDERAZGO EN DISPUTA
En 2015 Franco La Porta reapareció en la política local (después de un frustrado intento con De Narváez en 2013 como senador por la segunda sección), ganando en San Miguel las PASO por mayoría y minoría al candidato de La Cámpora (el intrascendente políticamente Bruno Baschetti), al candidato oficial de Daniel Scioli (el Chino Daniel Tapia), y al hombre de Jesús Cariglino (el entonces senador Carlos Coll Areco), sumando el FpV 41,14 % y De la Torre un 31,44 %; pero en la general se revirtieron los votos y De La torre logró el 41,24 y La Porta el 36,72.
¿Qué pasó? Que De la Torre salió a comprar voluntades de los miserables “lumpenes” opositores perdidosos en las PASO, a los que escrachó incluso con fotos. Y La Porta durmió la siesta, no arregló con sus rivales internos, y no pidió auxilio a la superestructura política para alinear a la tropa traidora. Hubo quienes, de la intimidad del ingeniero, decían que él ya se creía ganador y no quería “repartir el botín”. “El Tano es muy avariento, la quiere toda para él”, decían algunos que incluso lo acompañaron en su periplo por Lotería y Casinos. Como haya sido, ese fue el punto más cercano a un triunfo del peronismo, que no fue posible pero colocó a la Porta como el líder opositor.
En 2017 se formó un amplio frente anti laportista, con el armado de Juanjo Castro como jefe de campaña, y Bruno Baschetti como primer concejal, se dice que el sponsor fue el propio De la Torre. Y alguien habrá sponsoreado, porque se compró todo lo susceptible de ser comprado, pero La Porta ganó 60 a 40 % contra el resto del mundo.
Reafirmado su liderazgo, el ingeniero encabezó en 2019 con lista única como candidato a intendente por el Frente de Todos.
Pero aquí sobrevino el apocalipsis electoral. Pese a que en la elección presidencial triunfó el FdT 51 a 37 % por sobre Cambiemos, en lo local Jaime Méndez (chirolita electoral de De la Torre) aplastó a La Porta con un contundente 55 a 38 %.
Desde aquí todas fueron malas para el ingeniero, le partieron el bloque de concejales, llegando a tener cuatro expresiones. También sobrevino la pandemia, en la que se dedicó políticamente a invernar. Cuando quiso reaparecer ya había perdido mucha tropa, que emigró a otros bunkers hastiados de la desatención propia de los años no electorales, pero no reparó en que acá había un año no electoral “de pandemia”. Así que amainó su soberbia y se puso bajo el ala de Juanjo Castro, descartó a su ultra fiel Teresita Navarro, puso como concejales a una sobrina y a su secretaria, y como repitiendo cargo en el consejo escolar a alguien sin trabajo territorial, pero “de su riñón”.
LA ÚLTIMA CARTA
Quedaba una sola carta para que el ingeniero intentara recuperar el liderazgo que mansamente entregó a manos de Juanjo Castro, quien se recuperó cuasi milagrosamente del armagedón de un escrutinio desastroso en las PASO, para retener los cinco cargos de concejales y los dos de consejeros escolares que renovaba el peronismo en la general, y como yapa ganó en Santa Brígida, donde La Porta había perdido en 2019, derrota histórica porque ahí nunca había perdido el peronismo.
Esa baraja de referencia fue la elección interna del Partido Justicialista.
PARTIDO JUSTICIALISTA: DERROTA Y “TRISTE SOLITARIO Y FINAL”
Pero el ingeniero volvió a amainar políticamente, “con la cobarde intrepidez del pavo, que amaina su plumaje al primer ruido”, como rima Almafuerte en uno de sus Sonetos Medicinales. No quiso enfrentar a Castro, y la “careteó” mediante una candidata sustituto (la Dra. Stella “Tati” Vuillermet), a quien mandó a poner la cara.
Obviamente fue la gente de La Porta la que caminó las casas de afiliados, fiscalizó muchas escuelas y hasta comandó patota que aplicó golpiza a una concejal de la lista de Castro (hay video y judicialización). Pero “duro de bolsillo”, contó con el sponsoreo de Alfredo Bruno del SOFECA (no tendría legalización sindical y actuaría con inscripción de la Federación de la Carne que gestiona Alberto Fantini), y también se “autopercibe” secretario general de una CGT Regional ilegal (acá también hay judicialización). Así copó redes de google pagas, y tapó murales con miles de afiches cuatro colores, además de pintadas callejeras a granel, intentando instalar a la ignota candidata, de quien en los posteos en las redes sociales preguntaban quién era.
Ganó el que llevó más gente a votar, ganó en todos los circuitos, incluso en los que otrora era “patrón y sotto” el ingeniero, Ciudad Santa María. Con un 60 a 40 % se impuso la lista de Juanjo Castro, de férrea alianza con la Cámpora local. Una elección de 5.000 famélicos votos, pero en la que La Porta y Castro volvían a jugarse el liderazgo.
La Porta se borró en la derrota, Vuillermet estuvo sola y quedó sola, destilando amargura con chicanas en las redes, como si aún siguiera en una eterna interna electoral.
No hay más elecciones hasta las PASO de 2023. El horizonte de un La Porta “triste, solitario y final” (como en la novela de Soriano), porque su electorado “le dio la espalda”, es incierto. Por ahora se ocupa de gestionar obras para favorecer un emprendimiento de barrio cerrado frente al río Reconquista, donde algo (o mucho) tiene que ver el senador de Cambiemos Joaquín de la Torre.
Habiendo roto el bloque del FdT en el concejo deliberante, con solo tres miembros contra siete del bloque oficial, se dice que porque Santiago Fidanza fue elegido presidente por sus pares, y La Porta quería imponer a Mayal (surgido del dedo del ingeniero), lo cierto es que el vecino de barrio El Tato, de Pinamar, e incluso de Puerto Madero (según el Boletín Oficial de la nación), aparece como prenda de división, y los suyos actúan como secta desde los cargos que ocupan, deslindamos responsabilidad aquí de algunos anti castristas, que apoyaron la lista de La Porta porque creían que realmente era una autoconvocatoria, cuando se dieron cuenta ya estaban adentro “con pata y todo”. Esos acompañaron al ingeniero hasta la puerta del cementerio, pero seguro que no piensan entrar con él.
Lo más llamativo es la falta de análisis político de La Porta, que jugó tan abiertamente para Castro, que abrazó a un armado de Gustavo Alarcón que pensaba confluir con él, también al “retiro efectivo” político Humberto Fernández, y a algunos desprevenidos, y a todos llevó con él al precipicio electoral pero, eso sí, sin poner la cara; es tan básico que igual todo el mundo vio su fallida intentona.
UNIDAD FRENTE A LA DERECHA
Envalentonado, Juanjo Castro amplifica sus deseos de ser intendente de San Miguel, por supuesto que La Porta se ha convertido en su sparring “traga bollos”, al que ya mira por el espejo retrovisor.
Realizó un mitín en el club San Miguel con cientos de militantes, presentó a la nueva conducción electa del PJ sanmiguelino, y se mandó un vibrante discurso llamando a la unidad del Frente de Todos, para enfrentar a la derecha ahora y sobre todo en 2023. El enemigo nuestro está en la municipalidad, no es otro compañero, fue la síntesis de su mensaje.
Obvio que en 2023 habrá varias listas, que todos, incluso el ingeniero (o quien él decida que lo sustituya), tendrán su chance; pero ahora habría que unificar el bloque del HCD, habría que fijar entre todos un plan de acción opositor, los vecinos así lo necesitan.
El ingeniero tiene la palabra, del otro lado no hay injurias en las redes y hay un llamado a la unidad opositora.
De última quien más ha trabajado, por error u omisión, para impulsar a Juanjo Castro como líder de la oposición, ha sido el propio Franco La Porta, es hora que lo asuma, abandone su soberbia, y deje de dividir aguas, que solo favorecen a Joaquín de la Torre.
Nadie sabe qué pasará en 2023, lo que sí es seguro es que habrá que dar la madre de las batallas para impedir el retorno de la derecha al gobierno y, de ser eso posible, recuperar San Miguel para el peronismo. En esos temas parece no andar La Porta, es hora que decida si es comerciante y funcionario eterno o político. De los primeros tenemos demasiados de este lado del mostrador, de los otros, los políticos, necesitamos. Primero la Patria, después el Movimiento y por último los hombres y las mujeres (diríamos en esta época feminista).
PEDRO BIRRO – Periodista regional