No es el río Reconquista, es una pileta, pero en esa ridícula caída libre adosándole alas chamuscadas, tal vez podríamos imaginarnos la escena.
En la mitología griega se destaca el caso de Ícaro, al que su padre (Dédalo) le puso alas de cera, para escapar de la prisión del rey Minos. E Ícaro voló, pero se creyó para más y voló y voló, hasta que al acercarse tanto al sol sus alas de cera se derritieron y se precipitó al mar ahogándose. No sé porque Joaquín De la Torre refresca en mi cabeza esa historia mitológica, será acaso porque habla de ser gobernador y carece absolutamente de estructura. Tal vez con un par de toneladas de cera pueda hacer unas alas que lo eleven unos metros, pero termine chapoteando en el río Reconquista (a falta de mar en San Miguel).
QUE SUERTE DE EXTRAÑA LEY HOY LO TIENE ABANDONADO
El mejor ejemplo de que hoy Joaquín de la Torre es un “nadies” en la política provincial, se dio con su abrupta renuncia a la vicepresidencia segunda del senado bonaerense, representando a la derecha (la sociedad política de “Juntos” por un cargo). Pensó que su renuncia iba a ser rechazada, pero “minga” de eso, rápidamente le consiguieron reemplazo. Es que las estructuras provinciales (PRO, UCR, CC ARI, Etc.) ya habían acordado con el oficialismo peronista la repartija de cargos varios, en el Bapro, la Defensoría del Pueblo y el Tribunal de Cuentas, para acordar su voto a Federico Thea (ex rector de la Universidad Nacional de José C. Paz) como juez del Tribunal de Cuentas. Ahí abortaron sus sueños de volar alto, y tal vez sonó una alarma en su inefable cerebro, avisándole que la cera se derrite en las alturas, cuanto más te acercas al sol. Y aquí el sol sería lo que no tiene remedio, la triste y fatal realidad.
¿Y por qué De la Torre estuvo marginado de esos enjuagues?, será porque solo se representa a sí mismo, no hay estructura que lo sustente, algunos medios pautados por el senador lo referencian en el Peronismo Republicano, que ya hoy es casi una leyenda urbana. Y que en realidad es un sello del que se apropió Miguel Ángel Pichetto haciéndole un olé con media verónica incluida (como diría Andrés Calamaro) al sorprendido senador macrista.
De la Torre, el infiel, que pasó por el Frente para la Victoria, el Frente Renovador, para luego caer en Cambiemos, en la última elección apoyó la opción radical de Facundo Manes en las PASO bonaerenses, para conseguir su puesto de senador provincial. Luego de eso y para seguir con la miserable engañifa de mentirse peronista intentó inventar el “peronismo republicano”, con una juntada en Bella Vista, de zombies políticos como Jesús Cataldo Cariglino, Ramón Puerta, Miguel Ángel Toma, Eduardo y Adrián Menem, y no mucho más.
Pero cometió el error de invitar a Pichetto, tal vez creyéndose un Ícaro, y se planteó ir volando por la gobernación, pero el sureño (sin partido ni ideología) cuando Joaquín va él ya fue y vino dos veces. Así que rápidamente se apropió del sello en las propias narices del incauto sanmiguelino.
EN ESAS AGUAS DE SUEÑERA Y DE BARRO…
Tal vez llegado el verano, caminando ociosamente por esa nueva parquización que su viejo y nuevo socio el ingeniero Franco La Porta impulsa, y que “casualmente” benefician al mega proyecto inmobiliario que se construye en los arrabales distritales, algún distraído viandante vea chapoteando en el río Reconquista, en “esas aguas de sueñera y de barro” (al decir de Borges), a un obeso y barbado señor, con restos derretidos de alas de cera sobre su lomo, virgen de fatigas laborales.
Y desde el otro lado de la avenida que separa el mega proyecto inmobiliario del sector humilde, al que se reprime cuando reclaman un pedazo de tierra para vivir, al que le impiden con la policía entrar materiales de construcción a sus precarios barrios, se creerá que una vez, tal vez solo esa vez, hubo un chapuzón para el lado de la justicia.
PEDRO BIRRO – Periodista regional